Solo pueden ser persistentes quienes se aman a sí mismos, y el amor propio se refleja en esa constancia. La concentración sostenida hacia una meta, sin dejar de avanzar, tarde o temprano te llevará al éxito. El hábito de abandonar cuando sufres un tropiezo es el mayor asesino de sueños. Rompe con la costumbre de claudicar. Deja de meter material inservible en tu mente, corazón, hábitos y hogar. Desecha los pensamientos basura. Los pensamientos son poderosos cuando se combinan con la exactitud del propósito, la perseverancia, la fe y la disciplina. Nos convertimos en los cinco pensamientos más constantes de nuestra mente, a esa visión nos dirigimos. ¿Qué estás pensando?, ¿cómo lo estás haciendo? y ¿por qué te dedicas a ese pensamiento? No respondas aún. Piensa, analiza, medita y repite. Eres lo que piensas. Dedica 10 minutos diarios a pensar y meditar en qué tipo de persona te quieres convertir. Hazlo con verdadero enfoque y entrega. Instituye en tu vida la ley de la perseverancia y de la repetición, haz una constante del buen pensar y comenzarás a sentirlo todo. Cada pensamiento negativo se convierte en una emoción contaminada, y una emoción contaminada engendrará actos y hábitos nocivos. ¡Qué momentazo en la vida cuando dejas de parecer y comienzas a ser!